Hay humedades sobre nosotros.
Restos palpables de nuestra existencia,
de nuestros vapores.
Son manchas ajenas a la sombra.
Rastros más pesados que nuestro paso.
Hongos que surgen de nuestras pieles,
residuos de nuestros actos.
Encima de nosotros,
entre los azulejos del baño,
en las esquinas de los cuartos,
hay cadáveres de pensamientos y sueños varios.
Sin forma, sin tacto,
con el color del llanto.
Corrosivos como la rabia y la mentira.
Cavando, siempre cavando.
Son nuestros crímenes, nuestras deudas,
la prueba de que los pasados perduran,
a pesar de nosotros, de nuestro olvido,
de la cal y el canto.