Descifrar al sol
es encontrar la vida.
Es tener el sueño cansado,
quedarse tendido,
y admirar el abismo ralo.
Así, de pronto, uno descubre la cama inconforme
de ocultar un suspiro ajeno entre las sábanas rotas.
Sin un quejido de ti, ni de tus mañanas rojas.
Te mudo sudando cada lágrima
y, en medio de otras sales,
me desintoxico de tu espera,
de tus regresos, de tus pesares.
Descubro sin ti,
mis límites, lo mío,
aquello que si bien se cuela en lo nuestro
no se comparte, ni se sabe.
Eso que no te acompañó ahí,
al espacio ajeno,
que no era tuyo, ni mío,
sino suyo.
Han pasado días que no escucho tu nombre,
las misma cantidad de noches que duermo sin hambre.
Estoy aquí, tendido al abismo,
disfrutando mi calor,
mi espacio, mi tiempo.
Descifrar al sol, es saber que
éste entra y sale
cuando quiere y como quiere.
Sin que tú lo controles y
sin que yo lo demande.