Fuimos piedras,
muchas veces,
fuimos piedras.
Nos creamos de la lava
que emanamos seca.
Con cada erupción,
un torrente, una espera.
Nos abrazamos ardiendo,
hasta crear una cueva.
Le prendimos al tiempo una vela
pero se nos olvidó rezar,
nuestras rodillas descansaban nuevas.
Con el tiempo,
en los poros se crearon presas.
Nos bañamos en ellas,
sin sentir crecer las algas
que nos ahogaron en quimeras.
Fuimos tanto,
uno del otro,
que nos perdimos
en un laberinto de venas.
Fuimos piedras,
dejadas en un mar,
que no recuerda,
pero conserva.