Regresaste en un latido
y contigo volvió el sonido.
Había olvidado la gota
que constante ha caído
entre tu ausencia y el olvido.
Desde ayer
es el único espacio que habito,
rodeado de ecos negros,
silentes e infinitos.
Hipnotizado por la caída,
miro el agua romper en el piso.
Con la siguiente gota, te olvido.
En la siguiente, juro que me levanto y sigo.
A la próxima, cruzo la grieta
y encuentro el camino.
Cuánto tiempo más
seguirás conmigo.
Cuántas veces más
me mentiré a mí mismo.
En la gota que viene, juro que me despido.
Con la siguiente, ahora sí, te olvido.
Será en la próxima.
No, en la que sigue.
Y así sigo,
gota a gota,
sigo y sigo…